martes, 4 de noviembre de 2008

Literatura Infantil, comentario de Eva

¡Hola!

Después de hacer una detenida lectura a los textos sobre la literatura infantil, me dispongo a hacer un breve comentario (quizás no tan perfectamente elaborado como el de Eduardo, ¡qué currante!) y a exponer mi opinión sobre ellos.

El texto que más me ha impactado y con el que más de acuerdo estoy es el de la crítica a la literatura infantil de Lolo Rico. Durante toda su crítica repite incansablemente que escribir libros para niños es más fácil que hacerlo para adultos. Sin embargo, muestra clara oposición hasta este tipo de literatura: los niños NO escogen los libros, los escogen los adultos; no se escribe expresamente para ellos, sino que lo que importa es que “enseñen algo”, como señalan los editores, que al fin y al cabo son los que toman las decisiones finales. Tal y como lo plantea el autor del texto, parece como si los libros de literatura infantil fueran escritos más bien por los editores. ¡Si incluso tienen más voz y voto los ilustradores que los propios escritores! Resulta bastante cómico. Esta oposición hacia su propio género, la literatura infantil, criticando la manera en que se escribe, se publica, y la defensa del autor por mostrar la cultura tal y como es, sin “simplificarla” tanto hasta llegar a manipularla como se hace en la literatura infantil, me lleva a pensar que aquello de que “escribir para niños es más fácil que hacerlo para adultos” no es cierto, si escribir literatura infantil lo concebimos como escribir frases simples y muchas veces sin forma ni estilo mil veces para que los editores las pongan al revés y acabar publicando un libro que ni siquiera sabes de qué va, “solo que resulte atractivo para los padres, maestros y demás expertos que los compran o imponen su lectura”.

Por otro lado, no hay afirmación más verdadera que la que hace el autor “¿cómo podemos suponer que niños que ven en la televisión programas dedicados a los adultos y en el cine filmes trepidantes de sexo y violencia se interesen por los ñoños contenidos de lo que llamamos literatura infantil y juvenil?” Leí en un texto de Fernando Savater “El eclipse de la familia”, que aunque no tiene nada que ver con la literatura infantil afirma que “el problema no estriba en que la televisión no eduque lo suficiente, sino que educa demasiado y con fuerza irresistible”; se refiere en que antes los niños vivían en una ignorancia que llevaba consigo el miedo a lo desconocido, que hacía posible el principio de realidad. Esta ignorancia les hacía ver a los adultos como unos privilegiados, alguien que “todo lo sabe”, admirando esta sabiduría y deseando ser mayores para alcanzarla. De este modo descubrían las cosas poco a poco. Sin embargo “La televisión ha terminado con ese progresivo desvelamiento de las realidades feroces e intensas de la vida humana, las verdades de la carne, y las verdades de la fuerza se hurtaban antes a las miradas infantiles cubriéndolas con un velo de recato o vergüenza que sólo se levantaba poco a poco”. Y esto es lo que se pretende con la literatura infantil tal y como está concebida hoy en día. Volviendo a la afirmación de Rico, no podemos esperar que estos mismos niños que han visto en la televisión todo lo habido y por haber, lean cuentos sobre príncipes y princesas, sobre un niño que ha perdido un zapato y otro que descubre una fábrica de chocolate.

Sí, existe un exceso de pedagogía, se pretende simplificar tanto que ni siquiera la poesía es poesía, sino un conjunto de versos simples que riman entre sí. “La literatura, como las otras artes, tiene un valor en sí misma ajeno a quienes la ponen en práctica”. Es cierto que al igual que no concebimos como arquitectura infantil una casa donde viven niños, del mismo modo no podemos hablar de literatura infantil. Como el resto del arte, la literatura no debe adaptarse a las insuficiencias de los receptores, son ellos los que deben acercarse al arte e ir capacitándose para captarlo ¿por qué no? Nadie dijo que aprender fuera fácil y entretenido; conlleva un esfuerzo.


Los otros dos textos me han “interesado” algo menos, supongo que habiendo leído esta impactante crítica hacia este género (si dentro de géneros podemos incluirla) en primer lugar, los textos de Carandell y de López Tamés me han resultado menos atractivos, o quizás menos críticos. A lo mejor se debe a una selección incorrecta de orden de lectura por mi parte. Sin embargo puedo decir que del texto de Carandell me ha parecido interesante el nacimiento de la literatura infantil, el cual desconocía. El autor, al igual que Rico, se opone a denominar a la literatura infantil, infantil. “Parece conveniente romper con las fronteras que separan el mundo de los mayores y del de los niños”. Con ello tampoco acepto que se le enseñe todo a temprana edad. De acuerdo con mi compañero Eduardo, hay que respetar su desarrollo madurativo y pensar que los niños tienen derecho a vivir su infancia. No obstante, no veo por qué ocultarle las verdades si ellos las descubren por sí mismos. En definitiva, no adelantar acontecimientos, que sean los propios niños los que los descubran a su ritmo, pero tampoco negarles la realidad. Creo que la literatura infantil necesita de una reconceptualización.

Y en mi opinión, Tamés, no menos importante (aunque para mí un texto no tan interesante como los otros dos), está afirmando lo mismo, aunque con otros argumentos. Es un poco contradictorio estar constantemente interviniendo pedagogos y psicólogos (que por otro lado, son la “censura” de hoy en día), y que, sin embargo, estas publicaciones tengan un destinatario calificado por su edad. “La literatura infantil sería la acomodación poco valiosa de las creaciones adultas a la mentalidad y experiencia insuficientes del niño”.

Y concluyo con una cita de Lolo Rico: “Dejarle leer lo que no comprende del todo es permitirle intuir que hay algo más”.



¡Aprovecho para invitaros a todos a pasaros por mi blog! :P
http://evaenclavedesol.blogspot.com


Un beso y un saludo a todos :)


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